martes, 22 de mayo de 2012

La receta de Séneca


La vida feliz es, por tanto, la que está conforme con su naturaleza, lo cual no puede suceder más que si, primero, el alma está sana y en constante posesión de su salud; en segundo lugar, si es enérgica y ardiente, magnánima y paciente, adaptable a las circunstancias, cuidadosa sin angustia de su cuerpo y de lo que le pertenece, atenta a las demás cosas que sirven para la vida, sin admirarse de ninguna; si usa de los dones de la fortuna, sin ser esclava de ellos. Comprendes, aunque no lo añadiera, que de ello nace una constante tranquilidad y libertad, una vez alejadas las cosas que nos irritan o nos aterran; pues en lugar de los placeres y de esos goces mezquinos y frágiles, dañosos aún en el mismo desorden, nos viene una gran alegría inquebrantable y constante, y al mismo tiempo la paz y la armonía del alma, y la magnanimidad con la dulzura, pues toda ferocidad procede de debilidad.

Séneca | De vita beata, hacia 58 d.C.



Receta de compleja elaboración e ingredientes difíciles de encontrar. Su preparación requiere una disciplina y un sacrificio excesivos. ¿O no? Seguro que en el plato queda bien, pero me parece a mí que es poco práctica. Donde se pongan un buen chuletón de buey, generador de goces frágiles y dañosos, o la intranquilidad que produce un beso húmedo en la nuca... De todos modos, me quedo con los ingredientes, por si acaso hubiera que hacer régimen. Me inquieta el final: "Toda ferocidad procede de debilidad". Quizá sea cierto y convendría tenerlo en cuenta. Las fotografías son de Kim Winderman. Adivina qué mar hubiera preferido Séneca. Por cierto, ¿cuál prefieres tú? No hay que darle vueltas, los dos son el mismo mar.

2 comentarios:

  1. El equilibrio, uf que dificil..o no.
    Sea como fuere la vida es hermosa y estamos rodeados de belleza aunque a veces cueste de ver.
    Un abrazo Chimi

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  2. Siempre he sabido que tenemos que volver a los clásicos...

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