Abrió una puerta que le llevó a una puerta más pequeña; la abrió y le llevó a una puerta más pequeña, y así fue abriendo puertas hasta llegar a una puerta diminuta como una gatera por la que se metió para encontrarse con una puerta pequeña que le llevó a una puerta más grande y así siguió recorriendo un corredor infinito de puertas hasta que finalmente llegó a una pared. Al otro lado se oía una sucesión de portazos.
Juan Antonio Masoliver Ródenas
Fotografía | William Fox Talbot, The Open Door | 1844
Buenos días, Chimista:
ResponderEliminarParece el relato de una pesadilla; o el recuento -al final de una vida llena de dificultades- de lo que ha sido ir sorteando etapas.
Prefiero este otro tipo de entradas, como
La puerta verde, desde el principio amables y abiertas a la curiosidad, que dejan escapar, por las rendijas, el sonido de un piano viejo y las risas de la gente.
Saludos.
P.D.: Descubrí este blog enlazado en La acequia, del profesor Ojeda,, y lo cité en mi entrada -del 31 de mayo-. Hoy volveré a hacerlo, en mi blog, con tu permiso.
Saludos.
Buenos días, de nuevo, Chimista:
ResponderEliminarDe todos modos, la fotografía, es preciosa. Y el relato, muy bueno.
Saludos.
Gelu, es verdad que se trata de un relato inquietante y poco amable y que parece extraído de una pesadilla, pero por eso me gusta. Nos va atrapando en el ritmo laberíntico del abrir y cerrar puertas. La pregunta es: ¿Que ocurrirá cuando suene el último portazo?
ResponderEliminarLa fotografía es, en realidad, un calotipo de William Fox Talbot, uno de los pioneros de la imagen fija. Ésta me gusta porque la puerta entreabierta te invita a pasar, pero da repelo de frío pensar qué encontrarás al otro lado. Gracias por tus palabras y por el enlace en tu blog. Un saludo.
A mi nunca me han gustado las puertas, si pudiera, me haría una casa, sin ellas
ResponderEliminarBesitos en el alma...
Scarlet2807
Me resulta un tanto claustrofóbico, algo de lo que no se puede salir.
ResponderEliminarUn saludo :)
Scarlet2807, ¿una casa sin puertas? ¿Siempre abierta o siempre cerrada? ¿Salir por la ventana? A mí sí me gustan las puertas, sobre todo entreabiertas, como la de la foto. Piensa que tras las puertas están los secretos, que siempre son muy literarios. Un saludo y gracias por tus palabras.
ResponderEliminarHécuba, sí que es claustrofóbico. Y más, al final, cuando se cierran. Es el escenario de una auténtica pesadilla. Me recuerda en algo a Borges y también a Lewis Carroll (ese episodio en que Alicia come la galleta se vuelve pequeña para pasar por la puerta). Y también a esos cuentos que se sabían antes las abuelas en que había puertas secretas dentro del pozo y dedales que caían dentro. Un saludo.
ResponderEliminarEl relato se asemeja en verdad a una pesadilla... Recorrer todo ese camino para encontrárse ante una pared, sin salida excepto el camino de regreso. Del otro lado de la pared, otra persona también encontraba la misma pared. Sin poder jamas encontrarse con nadie, aislado, solo...
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