miércoles, 16 de noviembre de 2022

La casa de mis sueños


¿Has soñado alguna vez con casas en las que nunca has estado? Yo sí, es algo que me pasa a menudo. Algunas puedo recordarlas con mucho detalle, como si hubiera vivido en ellas. Quizá sea así. 

Digamos que una tarde me encuentro solo, sentado en el sillón, un libro sobre la mesa y, a mi espalda, unos visillos movidos por el viento. Hay una ventana abierta. Todo parece tranquilo, quizá demasiado. En mi sueño, soy consciente de una disonancia. Un pasillo nuevo. ¿Cómo no me he dado cuenta antes? 

Es entonces cuando el sueño se pone interesante, pues ni durmiendo puedo resistirme a averiguar adónde conduce el corredor, más allá de al difuso deseo de cruzar una puerta. Paso al otro lado. La incertidumbre se convierte pronto en evidencia: ya he estado aquí. No sé cuándo, quizá en un rincón perdido de otro sueño. Todo parece ruinoso. Es la misma casa y es otra más real. Sus dimensiones, sus ventanas y esa débil consistencia del techo, que amenaza con descargar sobre nosotros (ya no estoy solo) maderas y yeso, me inquietan. Viejos retratos de familia llenos de ojos. Prendas de vestir de otro tiempo. Un vaso de agua olvidado. Un cuaderno que no debo leer. Un gran hueco en la pared junto a libros amontonados. 

Asomo la cabeza y miro con precaución a la izquierda. Tuberías, infinita oscuridad de túnel y olor a metro. Mientras escribo estas palabras, siento miedo.

2 comentarios:

  1. "Mientras escribo estas palabras, siento miedo." Casi todos los sueños son inquietantes y siniestros. Hay pocos que sean gratos y en los que prevalezca el buen humor. Recuerdo que Muñoz Molina escribió hace muchos años una tercera de ABC ten la que trataba sobre casas y ciudades vistas en los sueños.

    ResponderEliminar
  2. Algunos hemos soñado con las casas perdidas.

    ResponderEliminar