Aguas tranquilas contra los vértigos de la memoria
miércoles, 7 de marzo de 2012
La tibieza de la carne
Entre los fantasmas es frecuente la melancolía. Recuerdan la tibieza de la carne con ojos nublados. De vez en cuando, un resplandor ilumina las sombras. Una joven que se desnuda ha deslumbrado los tristes ojos del espectro.
Sí, debe de ser descorazonador. Nuestro espectro se mueve en un mundo de deseos que nunca se concretan. No puede tocar, pero su mirada le ofrece realidades que antes no podía ni imaginar. Un saludo, Dyhego.
A mí también me gusta mucho esa foto. Es muy sugerente. No pongo los créditos porque los desconozco. Cada día me gusta más el blanco y negro. Un saludo, Teresa.
Tiene que ser horrible ser fantasme, ver y no poder tocar.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, debe de ser descorazonador. Nuestro espectro se mueve en un mundo de deseos que nunca se concretan. No puede tocar, pero su mirada le ofrece realidades que antes no podía ni imaginar. Un saludo, Dyhego.
EliminarPobres fantasmas...
ResponderEliminarEs lo malo de ser fantasma, pero seguro que en vidas anteriores ya disfrutaron todo lo que les dejaron (y un poco más). Un saludo, Pedro.
EliminarMe encanta la imagen del poema.
ResponderEliminarUn saludo
TERESA
A mí también me gusta mucho esa foto. Es muy sugerente. No pongo los créditos porque los desconozco. Cada día me gusta más el blanco y negro. Un saludo, Teresa.
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