En el fondo de la sombría alameda había visto agitarse una cosa blanca, que flotó un momento y desapareció en la oscuridad. La orla del traje de una mujer, de una mujer que había cruzado el sendero y se ocultaba entre el follaje, en el mismo instante en que el loco soñador de quimeras o imposibles penetraba en los jardines.
Gustavo Adolfo Bécquer | El rayo de luna | 1862
Fotografía | Scary Mansion
La luna, la eterna y nunca domesticada luna...
ResponderEliminarSalu2.