miércoles, 16 de octubre de 2013

La vejez de la nostalgia


Aquellas horas dedicadas a disfrutar del brillo de un futuro imaginado, dejándose llevar en corrientes de promesa por un amor o una pasión tan fuertes que uno se sentía transformado para siempre y convencido de que incluso la partícula más pequeña del mundo circundante estaba cargada con un propósito de grandeza imposible; ah, sí, y uno levantaba la vista para ver los árboles y estremecerse con el río del follaje pálido y dorado desatado por el viento cayendo en cascadas, y con el cantar alto y melódico de innumerables aves; esos momentos, tantos y tan lejanos, todavía regresan, aunque brevemente, como luciérnagas en el calor perfumado de una noche de verano.

Mark Strand | Casi invisible, 2012

El texto pertenece al último (y magnífico) libro de poemas de Mark Strand: Almost Invisible, que ha sido publicado recientemente en España por Visor. La traducción es de Julio Trujillo. Muy recomendable. La fotografía que encabeza la entrada se titula Hat belonging to painter Andrew Wyeth on top of bed at home, Maine y fue realizada por Alfred Eisenstaedt en 1965.

5 comentarios:

  1. Un texto precioso, no conozco la obra de este autor, así que tomo nota.
    Un abrazo Chimi

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  2. Me encanta los poemas (y las reflexiones) de Mark Strand. Bocanadas de aire fresco.

    DEJAR LAS COSAS INTACTAS

    En un campo
    yo soy la ausencia
    de campo.
    Esto es
    siempre así.
    Donde sea que esté
    yo soy lo que falta.

    Cuando camino
    parto el aire
    y siempre
    el aire ingresa
    a llenar los espacios
    donde ha estado mi cuerpo.

    Todos tenemos razones
    para movernos.
    Yo me muevo
    para dejar las cosas intactas.

    http://concdecandela.blogspot.com.es/

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  3. No conozco al poeta. Me lo apunto. Gracias.

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  4. Nada se pierde, señor de Chimista, y agua pasada sí que mueve molino. Y otra cosa, sobre supersticiones: dicen los toreros que nunca se debe dejar la montera sobre una cama.

    Mis saludos.

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