domingo, 14 de julio de 2013

E de escotes


Territorio por excelencia de lo femenino, se ofrecen, como por descuido, en el instante menos pensado. Conviene estar alerta. Con suave y rumoroso vaivén, despliegan ante ti sus encantos antiguos, siempre irresistibles a la mirada. Bellas desconocidas que se cruzan unos segundos en tu vida, pensativas en el asiento del metro, cargadas de bolsas junto a un semáforo, inclinadas sobre la mesa de un café, junto a los estantes de novedades de una librería, en la sala oscura de un museo, y te llevan, en el calor de la mañana, por senderos en sombra junto al río. Su arma secreta es la insuficiencia de la mirada, que desciende, curiosa, gruta abajo y, espeleóloga de cuerpos, quiere saber siempre qué hay más allá. Escotes temblorosos, apretados o sueltos, que apuntan rebeldes al cielo o, sabiéndose observados, se dejan acariciar en un juego cálido e inocente de miradas. Tirantes sueltos, camisetas ajustadas, vestidos vaporosos, botones entreabiertos. De alguna manera vaga pero segura, conforman un imaginario colectivo del deseo, la metáfora suprema de la juventud y la belleza. Invasión silenciosa, están por todas partes y han venido para quedarse. El verano es su territorio. Es inútil resistirse.

3 comentarios:

  1. Erotismo en estado puro.
    Un buen canalillo, vive Dios.
    Salu2.

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  2. Juro, que es el único fogonazo que suele sacarme de mis cavilaciones cuando corro solo... Un abrazo.

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  3. Esa plenitud de dos lunas llenas que luchan por salir, métafora estricta de la vida ...

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