sábado, 20 de julio de 2013

Melancolía


Creo que la melancolía es, en suma, un problema musical: una disonancia, un ritmo trastornado.

Alejandra Pizarnik

viernes, 19 de julio de 2013

El fantasma interior


No es necesario ser una habitación
para estar embrujada,
no es necesario ser una casa.
El cerebro tiene pasillos más grandes
que los pasillos reales.

Es mucho más seguro encontrarse a medianoche
con un fantasma exterior
que toparse con ese gélido huésped,
el fantasma interior.

Más seguro correr por una abadía
perseguida por las sepulturas
que, sin luna, encontrarse a una misma
en un lugar solitario.

Nosotros tras nosotros mismos escondidos,
lo que nos produce más horror.
Sería menos terrible
un asesino en nuestra habitación.

El prudente coge un revólver
y empuja la puerta,
sin percatarse de un espectro superior
que está más cerca

Emily Dickinson | El viento comenzó a mecer la hierba

La traducción, de Enrique Goicolea, pertenece a la reciente antología poética publicada bajo el título El viento comenzó a mecer la hierba (Nórdica, 2012). Como se trata de una edición bilingüe, dejo abajo el texto original, por aquello de las traducciones. Sirva como un ejemplo más de lo complejo que es traducir cualquier texto literario, especialmente un poema.



One not need to be a Chamber ─ to be haunted ─
One need not to be a House ─
The Brain has Corridors ─ surpassing ─
Material Place ─

Far safer, of a Midnight Meeting
External Ghost,
Than an interior Confronting ─
That Cooler Host.

Far safer, through an Abbey gallop,
The Stones a'chase ─
Than Unarmed, one's a'self encounter ─
In lonesome Place ─

Ourself behind ourself, concealed ─
Should startle most ─
Assassin hid in our Apartment
Be Horror 's least.

The Body ─ borrows a Revolver ─
He bolts the Door ─
O'erlooking a superior spectre ─
Or More ─

domingo, 14 de julio de 2013

E de escotes


Territorio por excelencia de lo femenino, se ofrecen, como por descuido, en el instante menos pensado. Conviene estar alerta. Con suave y rumoroso vaivén, despliegan ante ti sus encantos antiguos, siempre irresistibles a la mirada. Bellas desconocidas que se cruzan unos segundos en tu vida, pensativas en el asiento del metro, cargadas de bolsas junto a un semáforo, inclinadas sobre la mesa de un café, junto a los estantes de novedades de una librería, en la sala oscura de un museo, y te llevan, en el calor de la mañana, por senderos en sombra junto al río. Su arma secreta es la insuficiencia de la mirada, que desciende, curiosa, gruta abajo y, espeleóloga de cuerpos, quiere saber siempre qué hay más allá. Escotes temblorosos, apretados o sueltos, que apuntan rebeldes al cielo o, sabiéndose observados, se dejan acariciar en un juego cálido e inocente de miradas. Tirantes sueltos, camisetas ajustadas, vestidos vaporosos, botones entreabiertos. De alguna manera vaga pero segura, conforman un imaginario colectivo del deseo, la metáfora suprema de la juventud y la belleza. Invasión silenciosa, están por todas partes y han venido para quedarse. El verano es su territorio. Es inútil resistirse.

jueves, 11 de julio de 2013

Por allí resoplan


Seguimos con referencias literarias en los cómics. Ellos también leen. Aquí Calvin se transforma en capitán Ahab nada más meterse, obligado por su madre, en la bañera. Si hay algo que nos entusiasma a los lectores de la tira es la imaginación con la que nuestro pequeño amigo aborda algunos de los aspectos más ingratos de su realidad cotidiana. La escuela se convierte en un inmenso vacío interestelar surcado por el capitán Spiff, y la señorita Carcoma en un monstruoso alienígena. La comida deja de ser verdura aburrida y a la hora de dormir, demasiado temprano, siempre hay monstruos bajo la cama. Si la realidad es ingrata, nada mejor que crear otra, aunque, a veces, el intento salga caro.

Aquí tienes la tira completa, una de las primeras páginas dominicales de la serie.


Y, ya puestos, otra referencia literaria. En este caso, Caperucita Roja. Alguien me contó una vez que cambiaba los finales de algunos cuentos infantiles porque le parecían muy crueles para los niños (sic). Ni Calvin ni Hobbes estarían de acuerdo.  


Y algunos ejemplos más de la imaginación de Calvin (y de Watterson).





Todas estas tiras pertenecen al libro Calvin y Hobbes para principiantes, de Bill Watterson, editado por Ediciones B. Para mí es la mejor tira de prensa jamás dibujada. Releerlo en verano es una auténtica delicia.