martes, 4 de septiembre de 2012

Lectura compartida


Estamos en 1914. En Granada. Federico García Lorca acompaña a Isabel, su hermana menor, que lee. Quizá se está iniciando en ese arte mágico que tantas satisfacciones le dará. Quizá sólo mira las ilustraciones o le señala algo a su hermano. Ambos parecen ajenos al fotógrafo. Él tiene, aunque no lo parezca, unos dieciséis años. Ella no llega a cinco. Raya en medio. Mobiliario andaluz de casa bien. Dedos que sujetan con delicadeza a la hermana. Balcón con luz de entretiempo, casi verano. Pulcritud de la composición. Intimidad familiar. 

Años después, Isabel se dedicará a la enseñanza. Durante toda su vida. Formó parte de esas primeras generaciones de mujeres que accedieron a la universidad en un mundo que estaba cambiando, aunque, por desgracia, el cambio se vio fatalmente truncado. Dolor. Exilio. En septiembre de 1939 sale con su familia hacia Estados Unidos. Federico no va con ellos. Su padre morirá en Nueva York, ciudad lorquiana. Geometría y angustia.

En una preciosa entrevista que podemos encontrar en web de la Residencia de Estudiantes, Isabel repasa algunos aspectos de su vida relacionados con la enseñanza. Entre anécdotas jugosísimas, se muestra orgullosa de la educación cuidada que le dieron sus padres y sus profesores de universidad (por allí estaban Ortega, Sánchez Albornoz, Américo Castro, Pidal, Lapesa o Guillén, entre otros). Época mítica donde las haya. Habla de sus lecturas y de sus diversiones de entonces. De los poetas que los visitaban en Nueva York, especialmente Guillén, Salinas y Juan Ramón, al que defiende. Confiesa que ella nunca en sus clases quiso hablar de su hermano, algo que todos supieron respetar. Y, de fondo, siempre, la Institución Libre de Enseñanza, abriendo caminos. En Granada se decía, comenta Isabel, que, cuando pasaba Fernando de los Ríos, olía a azufre. Se muestra orgullosa del pensamiento de Francisco Giner: "A la mujer hay que educarla como y con el hombre, porque no van a vivir luego cada uno en un mundo distinto".

Cuando el entrevistador le pregunta si su hermano Federico le dedicaba algún tiempo, ella contesta:
Menos mal que no me hace usted la pregunta de siempre: «¿Cómo era Federico de niño?». Él era trece años mayor que yo, es decir, que le conocí con pantalón largo y ya seriecito; de cómo era de niño sé lo que me han contado. Era cariñosísimo, pero con todos. Hacíamos mucha vida de familia y no tenía una dedicación especial o total para conmigo, tampoco había ninguna razón para que la tuviera. El estreno de Mariana Pineda en Granada, en 1929, fue algo muy importante. Fue un éxito loco y, sobre todo, una satisfacción muy grande para mi padre, porque vio muy pronto el triunfo de su hijo. Él tenía mucho miedo de que eso no sucediera. Hay una anécdota muy buena con un amigo suyo, ingeniero, uno de los primeros que fusilaron en Granada. Le dijo: «¿Tiene usted miedo por el futuro de un chico que ha sido capaz de escribir el segundo acto de Mariana Pineda? Usted está loco. ¡Va a ganar mucho más dinero que usted!». Mi padre estaba muy preocupado por que Federico no se ganara bien la vida.
No sé si lo he dicho, pero la foto de arriba me encanta. Y lo único que quería era compartirla contigo.

2 comentarios:

  1. Buenos días, Chimista:

    Algo no cuadra con la fecha de esta fotografía y los 13 años de diferencia con su hermana Isabel .
    Federico García Lorca en esta foto de 1914? tendría casi dieciocho años.
    Qué interesante el contenido de la entrevista. Subrayo:
    "... de cómo era de niño sé lo que me han contado. Era cariñosísimo, pero con todos".
    "Menos mal que no me hace usted la pregunta de siempre: «¿Cómo era Federico de niño?»."
    "El estreno de Mariana Pineda en Granada, en 1929, fue algo muy importante."
    "Mi padre estaba muy preocupado por que Federico no se ganara bien la vida."
    "Hay una anécdota muy buena con un amigo suyo, ingeniero, uno de los primeros que fusilaron en Granada... "
    ¡Cuánto se desprende con un ligero análisis de estas palabras! ¡¿Qué hacía Federico en este mundo cruel?!
    Dejo un enlace ... Sevillanas del siglo XVIII
    Federico García Lorca con La Argentinita.

    Saludos

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  2. Federico nació en 1898. Isabel, en 1910. Si la foto es realmente de 1914, él debía de tener unos dieciséis años y ella unos cuatro. Son cálculos aproximados, pues no tenemos en cuenta los meses. La diferencia de edad entre ambos es de unos doce años. Isabel dice en la entrevista que trece. Seguramente serían doce y algunos meses y ella redondea.

    Gelu, muy interesantes tus subrayados y tus enlaces. Qué voz tan de otro tiempo la de La Argentinita y qué bien suena. Yo también he pensado más de una vez en los tiempos difíciles que le tocó vivir, como a tantos otros. Siempre que leo La casa de Bernarda Alba me da escalofrío pensar que apenas le dio tiempo a corregirla. Aparte de la propia vida, qué de obras, en plena madurez, se frustraron con su asesinato. Un saludo.

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