jueves, 16 de agosto de 2012

Leer en tiempo de miseria


Innúmeras son ya las vidas truncas.
Cadáveres sepultos no se sabe
dónde: no hay cementerios de vencidos.
Gente medio enterrada en sus prisiones.
Algunos huyen, otros se destierran
para no perecer de propia cólera.
Pero entre tantas muertes y catástrofes
algo subsiste sin cesar feroz,
el más feroz de todos los poderes:
vida, vida sin fin.
                           Y poco a poco,
y sin cesar, inexorablemente
se reanudan las formas cotidianas,
se inventan soluciones.
La vida es implacable.

Jorge Guillén | Y otros poemas, 1973

La fotografía que abre esta entrada fue realizada por Gerd Baatz en Berlín hacia 1944 o 1945. Nada más verla me acordé del texto de Guillén, magnífico poeta injustamente olvidado, creo, en los últimos años. Y también de alguna escena de la película The Reader. ¿Hacia dónde se dirigirá esa mujer? ¿Qué lee? ¿Qué noticias trae hoy el periódico de su acompañante? ¿Se conocen? ¿Sabrá que la están fotografiando? ¿Habrá conseguido alejar su mente de esos edificios derruidos? Leer en tiempo de miseria. Bajar la vista. Leer con ojos ensimismados que se mueven por igual entre líneas y ruinas. Y, al pasar la página, la vida, poderosa, que siempre acaba imponiéndose.

1 comentario:

  1. Impresionante. Como ver la muerte con un lente más piadoso, otro. Un abrazo.

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