miércoles, 8 de junio de 2011

Por qué se acaban los besos


En este suave atardecer de junio, sin encender aún las luces del cuarto, a media luz, como en el tango, haces un alto en la camino. Te sientes como el que, tras una larga caminata, llega a la ribera del río y mete con deleite en el agua sus manos cansadas y ese pequeño gesto le da la vida. Pocas cosas hay tan agradables como dejar pasar el tiempo cuando te has quedado vacío tras un largo esfuerzo. Y qué mejor terapia que un río o una canción. Los días se componen de pequeños regalos que nos hacemos, premios que nos concedemos, indulgentes y culposos, por no haber sido demasiado considerados con nosotros mismos, por habernos mirado con malos ojos. Un poco más de egoísmo ya no puede ser dañino. Y hay discos que pueden cambiar el color de una tarde. Esos discos sobre los que vuelves cada cierto tiempo y siempre te reconfortan como un abrazo. Te apetece un abrazo. Y escribes estas palabras mientras escuchas, una vez más, la sugerente voz de Natalia:

Preguntaste por qué se acaban los besos
y te dije que insistieses,
siempre quedará algún resto.

Fue mi hermano (como siempre) quien me dio a conocer Popemas (Elephant Records, 2002) y, desde entonces, estas canciones siempre me han acompañado. Hay discos que nos gustan sólo por alguna canción y otros que nos llevamos puestos enteros. Popemas es uno de estos. Uno de esos milagros en que todo es tan natural, tan sugerente, tan sencillo y tan siempre nuevo, que puedes escucharlo muchas veces sin llegar a agotarlo. Discos con los que mantienes cierta intimidad que perdura con el tiempo, en los que encuentras sentimientos que te llegan. No son muchos y cada cual tiene sus querencias. Quizá no estarían (o sí) en una de esas listas de los mejores de la historia, pero han formado parte de tu educación sentimental y les sigues siendo fiel. Cuántos de Serrat, Radio Futura, Maria del Mar Bonet, Hank Williams, Sisa, Jacques Brel, Johnny Cash, Van Morrison, Esclarecidos, The Beatles, Vainica Doble, Bob Dylan, Merle Haggard o Nosoträsh han llenado tardes como ésta. La de veces que habrás escuchado La ley del desierto, la ley del mar o Esclarecidos 2 (con esa canción inagotable que es Arponera).  




Nada

Todas mis cosas se han vuelto del revés,
guardo en las cajas momentos y un querer.
Limpio el polvo a mi vida y no encuentro,
saco brillo al silencio y no entiendo,
afeitando el olvido sin tiempo,
manoseo el recuerdo sin prisa
y se pasa la tarde y no tengo...
nada, todo.

Nosoträsh es para mí uno de esos grupos especiales y Popemas, su disco más conseguido, me parece una maravilla. Veinte canciones (más un extra) muy breves, casi fragmentarias (y, por eso, más sugerentes). que componen todo un clima de sentimientos domésticos. Canciones de olvido, de lo que se fue, de los besos recordados. Estaciones iguales, llenas de lluvia, frío de invierno, noches que cogen mal color, ceniza y medallas en el corazón. Ingenuidad y mucho amor por las palabras. Sencillez y lirismo sin pretensiones. Frescura. Lo melancólico y el humor. Y la suave voz de Natalia Quintanal. Un lugar donde se encuentran de modo mágico la canción y la poesía. No la poesía convertida en canción. Como si alguien te soplara en la nuca en un día caluroso. Un auténtico consuelo para tardes en que sientes "esa vieja angustia que hace el corazón pesado" de la que nos hablaba Antonio Machado. Un abrazo cálido bajo mantas invernales.






Tan solo por los besos

Es muy tarde, llueve tanto que,
no ves el final de la calle.
Ha nacido un río bajo mis pies.
Por él bajan barcos de colillas
que se encallan en la esquina
de una vieja alcantarilla.
Pero yo te espero,
el jersey empapado y los dedos morados.
Pero yo te espero
sólo por un beso de esos fríos mojados.
Es muy tarde, llueve tanto que...





Recuerdos que olvidé

Te recuerdo junto al mar, nubes grises y un café
y no entiendo tanto tiempo sin volver.
No se olvida sin querer y yo no quiero olvidar,
que, aunque el tiempo pase lento, ahí estás.
Algún día no sé bien, no sé cómo ni por qué,
estaré junto a las nubes, otra vez.





Doméstico

No voy a mentirte,
me sigue costando estar aquí,
me duelen los días.
Tras varios traspiés,
yo insisto en volver a riesgo de
que me trague esta vida...
Pero es esta luz de tarde muerta,
es tu mirada tras la siesta,
la lluvia en el monte, tus ojos azules o verte bailar.
La brisa del mar, el sol en mi espalda,
o pelearnos por las mantas,
no tener un duro y estar tan a gusto, dejarnos llevar.
Hacer las maletas de vez en cuando
sólo para cambiar de cuarto,
dormir en el coche si llega la noche y oírte roncar,
después, volver a arrancar.




La canción de aquel momento

Esta es la canción de aquel momento
en que soñabas con un tiempo
que nunca quiso volver.
Tantas veces fuiste un sentimiento,
un trocito de un recuerdo
y ya no sabes lo que ser.
Y si estás bien o si estás mal
lo que serás no importa ya
y si esta tarde me despierto y ya no estás.
Y si estás bien o si estás mal
lo que serás no importa ya
y si esta tarde no me quiero despertar.


Nosoträsh | Web no oficial | Rockdelux | Elephant Records

6 comentarios:

  1. Me gustan esas pequeñas cosas de las que hablás y como las decís. De la música no opino, la desconozco.

    ResponderEliminar
  2. Buenos días, Chimista:

    No conocía este grupo. Escucharé, despacio en otro momento, pues me he quedado 'en el río', sin darme cuenta del tiempo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Hola Chimista, soy Gil Pupila. Me ha encantado esta entrada que dedicas a Nosoträsh. Popemas es ya un clásico del pop español, un gran disco de pequeños poemitas pop por el que no parece pasar el tiempo y que suena tan fresco y evocador como la primera vez que lo escuché (¡han pasado ya casi 10 años!). No sé si conoces Romancero, el primer disco de La Bien Querida. Está un poco en la línea de Popemas, las canciones son más largas pero tienen ese mismo toque naif que las de Nosoträsh, sencillas, sin grandes pretensiones, pero muy sugerentes.

    ResponderEliminar
  4. No conozco al grupo, jamás lo he escuchado o por lo menos no soy consciente de haberlo hecho. Así que me lo pongo un ratito, después de escribir esto, para saber.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Jamás las había escuchado hasta llegar aquí y te aseguro que me han resultado deliciosa: íntimas, ingenuas, sugerentes... Todo un hallazgo. Gracias por compartir estos Popemas.

    También la entrada la he disfrutado en su lectura, con ese aire melancólico de tarde lluviosa de junio ( a mí me parece que la lluvia le pega de telón de fondo). Como los Popemas, es íntima, de las que abrigan.

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Gracias por permtirme conocer este grupo. En las letras hay grandes aciertos como "No se olvida sin querer..."
    Un cordial saludo y gracias por tu visita a mi blog.

    ResponderEliminar